El
grado de complejidad táctica en las diferentes modalidades deportivas se rige
en función del número de estímulos que interactúan entre ellos. Encontramos
deportes con poca complejidad táctica, prácticamente memorísticos, mecánicos y
automatizados, como son la mayoria de deportes individuales, donde los atletas
actúan a menudo en un medio estable y sin incertidumbre.
Esta
complejidad táctica augmenta significativamente cuando hablamos de deportes de
adversario, que se diferencian de los individuales porque la oposición con los
rivales es directa, o sea, la acción del adversario nos afecta directamente.
Porqué augmenta la complejidad táctica? Porque no solo dependemos de nosotros
mismos, si no de la contracomunicación motriz, o lo que es lo mismo: las
acciones del contrario para engañarnos, dificultarnos y superarnos. A partir de
aquí todas nuestras respuestas se verán condicionadas por la características y
gestualidades del rival.
Finalmente
nos encontramos con los deportes que generan más complejidad táctica: los
deportes de colaboración-oposición o también conocidos como deportes de equipo.
En este tipo de deportes se le suma otra variante que augmenta la
incertidumbre: la relación con los compañeros, porque nuestra respuesta y
actuación no solo dependerá del móbil y de los rivales, también dependerá de
los propios compañeros porque sus acciones también nos afectarán positivamente
o negativamente cuando tengamos que dar soluciones.
Esta
introducción sirve para dar entrada al concepto de la toma de decisiones, que
desde hace un tiempo se está hablando mucho hasta el punto de ser considerado
como uno de los factores más relevantes para obtener resultados en la
comprensión del juego en deportes de equipo. Esta toma de decisiones se ha
empezado a hacerse famosa a partir que las nuevas metodologías de entrenamiento
se han ido generalizando, contando cada vez más con un mayor número de tareas
globales e integradas y reduciendo el porcentaje de tareas analíticas, que dan
resultados rápidos pero que son pobres en el aspecto reflexivo.Entendemos por toma de decisiones todo el proceso psico-motriz que realiza el jugador/a ante una situación-problema, con el objetivo de dar respuesta a esta situación.
El Dr.
Friederich Mahlo en su estudio de la acción táctica (1969) estableció
tres fases en el desarrollo del juego:
1)La percepción y análisis de la
situación.
2)La solución mental del problema.
3)La solución motriz del problema.Popularmente pero, estas tres fases, entre los entrenadores y licenciados se reduce a tres verbos que definen el proceso de toma de decisiones: PERCIBIR - DECIDIR - EJECUTAR. Donde los dos primeros procesos son internos y el tercero es el único visible.
En cada situación de juego, el jugador/a tiene que ver-percibir lo que pasa: donde son los rivales, compañeros, balón, porteria... Seguidamente tiene que decidir una acción para superar esta situación y finalmente realizar la acción, ejecutarla.
Aunque siempre se define la toma de decisiones con estos tres verbos, creo que para optimizar y mejorar esta toma de decisiones tendríamos que introducir una nueva fase: el FEEDBACK, o sea, evaluar si la acción realizada ha tenido éxito y buscar los porqués. De esta manera, cerramos el círculo valorando los resultados y aprendiendo de ellos para optimizar futuras decisions.
Además
de estas cuatro fases del proceso, la capacidad de tomar decisiones se
fundamenta en cinco ejes esenciales:
-El análisis (donde estoy, con
quien, contra quien...).
-El juicio (si hago esto, qué puede
pasar?).-La información (rival zurdo? Defensa zonal? Cierro banda?).
-Los conocimientos (Todo lo que sé o no sé me condiciona).
-La experiencia (Antiguas decisiones han ido bien o no? Como han afectado al juego?).
Con
un cóctel de estos cinco ejes basamos cada una de las decisiones que tomamos
durante el juego.
El
motivo por el cual los entrenadores y coordinadores dan tanta importancia a la
toma de decisiones es porque ningua acción del juego es igual a otra, o sea,
cada segundo que pasa se crea una nueva situación táctica y cada nueva
situación necesita ser resuelta con constantes tomas de decisiones.
Consecuentemente no podemos automatizar todas las jugadas, no podemos formar a
los jugadores como si fueran autómatas y robots, todo lo contrario, crear
jugadores racionales, que entiendan el juego para facilitar la base para que
delante de cada nuevo problema-acción planteado tengan recurosos para tomar
decisiones exitosas.
De
qué sirve basar nuestro
sistema de juego en jugadas pre establecidas si no sabemos como nos actuará la
defensa en cada momento? Aquí dejo esta reflexión.
Para
fomentar la toma de decisiones y dar herramientas a los jugadores para que
puedan entender el juego, tenemos que intentar programar ejercicios de respuesta
abierta, donde tengan diferentes opciones o maneras de ejecución. Así daremos
espacio a que el jugador/a pueda decidir cual es la mejor opción en función de
la percepción y análisis que ha elaborado.
Ejercicios
que potencien la toma de decisiones son mayoritariamente los globales y los
integrados porque intrísecamente tienen muchos estímulos y consecuentemente
mucha complejidad táctica. Por otro lado, una buena metodología de
entrenamiento para trabajar el concepto de este escrito sería el descubrimiento
guiado o también la resolución de problemas (M. Mosston).
Si
gastamos esfuerzos y horas en este tipo de trabajo en edades formativas lo
vamos a agradecer con los años, porque convertiremos a jugadores/as igual o más
inteligentes que sus propios entrenadores.
Molt bo
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