El producto de nuestra percepción no es el fiel reflejo de la realidad de la situación, sinó una imagen personal del mundo exterior cargada de significación.
Los aspectos perceptivos:
La percepción en el juego ocupa un papel fundamental, de hecho, el proceso perceptivo lleva implícito un análisis del entorno.
Percibir la situación en el juego es al mismo tiempo, reconocerla. Esta, está estrechamente unida a su análisis. Las características perceptivas de la actividad deportiva elegida, y del entorno en el cual debe desenvolverse, tienen que ser asimiladas por el niño, al menos en sus aspectos fundamentales, para que puedan aprenderse con éxito los elementos iniciales de ejecución. Este es el momento para que el alumno comience a formar una atención selectiva.
Al ser la percepción una demanda de alto componente, a través del aprendizaje el niño deberá llegar a identificar selectivamente aquellas características del entorno que van a tener influencia en la organización de sus movimientos. De esta manera logrará una mayor concentración en los estímulos, que son de real importancia para la ejecución de las tareas.
Otro aspecto acerca de los mecanismos de perceptivos es la capacidad de anticipación. A esta se la podría definir como: la acción que se origina en una interpretación subjetiva de la situación, previendo un resultado antes de que este se materialice. Esto implica en los juegos deportivos, por ejemplo, la previsión de trayectorias, o en acciones de desplazamientos de otros jugadores. El proceso por el cual el niño aprende a anticipar, tiene que ver con el desarrollo de la atención selectiva.
La toma de decisiones
La complejidad de algunas actividades deportivas hace que la cantidad de decisiones y la diversidad de los propósitos dificulten la elección de la decisión adecuada. Por ejemplo no es lo mismo el número de decisiones que tienen que tomar un niño para realizar un salto en alto, que las alternativas que puede tener un niño jugando al basquetbol.
Otro de factor importante tiene que ver con el número de respuestas alternativas en cada decisión.
Siguiendo con el ejemplo del basquetbol, nos encontramos que en juegos de estas características la diversidad de situaciones es múltiple. El niño, además de decidir a dónde desplazarse, puede tener la alternativa de botar la pelota, de pasársela a un compañero que a su criterio esté en mejor ubicación que él, eludir a un adversario para intentar hacer un lanzamiento. Como se ve, el número de respuestas alternativas en la ejecución de una situación de juego puede ser muy grande, siendo el grado de dificultad proporcional al número de alternativas a las que se enfrenta el que juega. También debemos suponer que cada posibilidad motriz presupone un problema de ejecución complejo.
Otro factor a tener en cuenta y no menos importante para lograr el éxito en la toma de decisiones en el juego, es el del tiempo que se requiere para tomar la decisión. Hay deportes que permiten disponer de un mayor tiempo para resolver la situación, por ejemplo en el fútbol se presentan momentos donde se puede parar la pelota y pensar dónde pasarlo. Pero en el caso del voleibol, como por reglamento está prohibido tomar la pelota, el niño debe resolver la situación en tiempos muy reducidos.
Otros aspectos a tener en cuenta relacionadas con la toma de decisiones, son las relacionadas a las condiciones del entorno, los niveles de riesgo a las que se someten los niños que juegan, la secuenciación de la decisiones y las exigencias sobre la memoria, en relación con la cantidad de elementos que deben recordar en función de la toma de decisión.
La ejecución de las tareas
Relacionado con los mecanismos que hacen posible la ejecución de las acciones llevadas a cabo en un juego deportivo, tomaremos dos vertientes, según Sanchez Bañuelo:
- Los aspectos cualitativos de la ejecución de los movimientos, que definen el nivel de coordinación neuromuscular requerido.
- Los aspectos cuantitativos de la ejecución de los movimientos, que definen el nivel de condición física requerido.
En relación al primer punto, cuanto mayor sea el grado de dificultad técnica exigida en la ejecución de las acciones de juego, mayor dificultad tendrán los alumnos para el aprendizaje. A partir de esto, se pueden mencionar algunas variables que generan mayor o menor dificultad coordinativa, éstas son:
- Número de grupos musculares implicados.
- Estructura del movimiento.
- Velocidad de ejecución requerida.
- Precisión necesaria para la ejecución.
Respecto al segundo punto, se podría decir que hace a las posibilidades de adaptación al esfuerzo necesario para sostenerse en el juego. Por lo tanto si un niño no posee la condición física adecuada a las exigencias del juego deportivo, posiblemente se vean afectadas tanto sus posibilidades de ejecución, como los de decisión y percepción.
Por último debemos mencionar los mecanismos que hacen al control y ajuste de los movimientos. Este control del movimiento está basado en la información (interna y externa) que recibe el niño de su desempeño, permitiéndole evaluar el resultado de su accionar, para ajustar el mismo y resolver adecuadamente la situación que se le presenta.
Teniendo en cuenta lo expresado hasta aquí, se deberá pensar en atender aspectos didácticos, que hacen a las diferentes alternativas que pueden llegar a surgir. Algunos de esos aspectos son:
- Las condiciones de la práctica deben adecuarse para que propicien una máxima posibilidad de participación activa por parte del sujeto que aprende. Las exigencias de los factores cualitativos y cuantitativos deben estar de acuerdo a las posibilidades de los niños.
- El deporte es un medio educativo que tiene que generar interés y motivación hacia la actividad física, siempre visto desde un carácter polivalente. Debe darle al niño la posibilidad de tener un contacto básico significativo con diversidad de actividades, que le permitan alcanzar una revalorización de su dimensión corporal.
Alejandro Orbelli
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