Una de
las críticas que acostumbramos a hacer como entrenadores a nuestros jugadores o
a los equipos que observamos en cada partido es el hecho que actúan la gran
parte de ellos sin comprender la lógica interna del juego (Parlebás, 2001). Entendiendo lógica interna como el conjunto de
elementos formados por la técnica, el reglamento, el espacio de juego y su uso,
el tiempo de juego, la comunicación motriz y la estrategia motriz (añadiendo la
táctica).
Observamos
que los jugadores realizan automatismos adquiridos en los entrenamientos en
base a repeticiones y que los ejecutan en los partidos independientemente de las
situaciones cambiantes del juego, en consecuencia, esto provoca que en muchas
ocasiones se tomen decisiones erróneas a las necesidades del partido.
Es en
este punto donde vemos que los jugadores no entienden lo que está pasando
dentro de la pista, no entienden la dinámica del juego y se les complica el
comprender que cada jugada es diferente y que es necesario analizar la
situación del compañero, el balón, el rival y el espacio en cada momento para
poder decidir y ejecutar las decisiones
óptimas.
A
veces, hablar desde un enfoque teórico es fácil, poco útil y poco transferible si no
somos capaces de utilizar metodologías y entrenamientos que favorezcan al
jugador estos aprendizajes.
Como
entrenadores sabemos que es importante que nuestros equipos trabajen la toma de
decisiones a través del aprendizaje significativo, o sea, que los jugadores
entiendan el porqué de las acciones i las sepan aplicar a diferentes
situaciones. Aunque seamos conscientes de la relevancia de estos aprendizajes,
muy a menudo erramos en el momento de diseñar y explicar los ejercicios de
entrenamiento.
¿Cómo
pretendemos que sepan tomar decisiones si nos dedicamos a diseñar muchos
ejercicios de repeticiones, sin defensa y ejecutándolos siempre igual? Como
base y fundamentación de contenidos a un nivel inicial podría ser una buena
herramienta de trabajo, pero el simple hecho de la repetición automatizada y
sin oposición provoca realizar las decisiones y acciones descontextualizándolas
de todas la variables del juego (interacción entre compañeros, móbil,
adversarios y espacio). De este modo, es muy complicado facilitar la comprensión
del juego con este tipo de tareas.
Otro
de los aspectos que dificultan la comprensión significativa del deporte es la
manera de diseñar y explicar los ejercicios de entrenamiento. Haciendo
referencia a este último punto, caemos en un error al pensar que estamos
planificando sesiones para el trabajo de toma de decisiones con el objetivo que
entiendan el juego si cuando exponemos los ejercicios a los jugadores ya damos
todas las soluciones, los "trucos y trampas" para que la tarea tenga
éxito. Por este motivo, si les damos todo hecho, ¿estaremos trabajando con el
objetivo real para que el equipo comprenda la dinámica de este deporte?